El número Pi. Pi es la razón entre la longitud de una circunferencia y su diámetro. La razón. Pero resulta ser un número irracional: que no puede expresarse exactamente con números enteros ni fraccionarios. Por otro lado, su uso cotidiano, ligado a la geometría básica que se aprende en la escuela, choca también con otro de los adjetivos que sus cualidades algebraicas denotan: Pi es un número trascendente. Trascendente: que está más allá de los límites de cualquier conocimiento posible. Juegos de palabras surgidos de la combinación del Diccionario de la lengua española con el manual de matemáticas, dobles sentidos que permiten manifestar el conflicto interno de "La vida de Pi": razón y fe.
Piscine Molitor Patel (Suraj Sharma, debutante que defiende muy bien su papel protagonista). Las infinitas cifras decimales del comienzo de su nombre de pila (o de pilón), le sirven para escapar de la maldita ocurrencia de ponerle el nombre de una piscina pública de París, nombre que encima es fácilmente recortable hacía un monosílabo escatológico de burla inmediata para la masa cruel del patio de colegio: la matemática se alza rotunda ante tanta estupidez mediocre y deja a todo el mundo callado. Ese comienzo de la película alimenta la esperanza de que el joven Pi Patel, calculadora precoz, intente emular a su compatriota Ramanujan, genio matemático indio autodidacta, que dejó perplejas a las mentes más desarrolladas de su tiempo. Pero parece que Pi está más interesado en el alma que en el cerebro: hinduismo, catolicismo, Islam. Todo es poco para este pequeño Marcelino Pan y Vino que, en contra del racionalismo paterno, hace del sincretismo religioso virtud, de modo que la cábala sea la única parcela numérica a la que esté dispuesto a entregar sus dotes (la referencia cinematográfica acude rauda: "Pi" de Darren Aronofsky: la búsqueda del conocimiento absoluto se asoma a abismos de locura).
Un barquero tiene que pasar al otro lado del río a un lobo, una oveja y una col. El famoso problema de lógica seguro que ha copado los pensamientos de muchos en algún momento de sus vidas. Poca cosa en comparación con el embrollo de Pi: en una barca en medio del océano Pacífico hay un hombre, una cebra, un orangután, una hiena, un tigre... y una rata. Los dioses zoomorfos, totémicos, divinidades paganas de religiones ancestrales como la hindú, toman cuerpo para castigar a Pi, hereje tentado por aburridas creencias monoteístas. Y la mezcla de especies que sería realmente complicada de realizar en un plató (ya lo decía Alfred Hitchcock: nunca trabajes con niños, con animales o con Charles Laughton: lo debía decir por experiencia porque incumplió las tres condiciones) fue subsanada mediante "milagros" digitales (a mi compañera de proyección le tuve que aclarar esa circunstancia para que dejara de dar respingos). Belleza New Age, empacho fosforescente, colorido, espectacularidad, para adornar el inevitable aburrimiento de 227 días a la deriva, nada menos (sin necesidad de tanto recurso surrealista, en la novela "Relato de un náufrago" consigue Gabriel García Márquez una intensidad emocional extraordinaria, traspasando certeramente al papel la experiencia del protagonista del relato: al papel y al lector, por supuesto). Los profetas fundadores de las grandes religiones como Buda, Jesucristo o Mahoma, tienen en común el haber padecido largos periodos solitarios de privación y ayuno, eremitas que entran en contacto con la divinidad y la revelación mediante la infalible receta de cortar la alimentación del cerebro: misticismo y alucinación firmemente entrelazados. Además en Pi Patel se presenta un fuerte shock emocional acompañado del necesario mecanismo de protección de negación de la realidad. La mente vuela, el sueño toma forma (ver el cuadro de Salvador Dalí: Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar). La cuestión no es qué historia prefieres, no, sino cuál es la verdadera. El resto son remedios para ir tirando.
Mr. Licantropunk, asi es, remedios para lo rutinario del alma, algunos mejores, otros no tanto, pero eso si, ¡que final majestuoso para su entrada! Saludos y gracias por el deleite visual.
ResponderEliminarGracias, Beklnap. El final es la sentencia necesaria, el colofón a mi razonamiento, lejano al de Pi en la película, me temo.
Eliminarla película es ingeniosa no por lo que dice, sino por lo que muestra... esas escenas son dignas de ver una y otra vez... el final es un detalle, creo que sabemos que todo fue una fantasía pero bueno, que importa...
ResponderEliminarme gustó mucho la asociación con el cuadro de Dalí, otra bestia de la imagen... salu2...
Me pareció muy oportuno apuntar el cuadro de Dalí: la imagen onírica, tan presente en la película. Y tienes toda la razón, "La vida de Pi" donde más brilla es, precisamente, en el brillo de su imagen. Tendría que leer el libro para valorar mejor el "mensaje" de la cinta, pero tampoco sé si Ang Lee se ha basado mucho en la novela o no para realizar su película.
EliminarUfff ni por asomo, me da repelús sólo de imaginarme viendo semejante historia. Al borde del colapso mental me dejaría. Y esos colores, y esas imágenes y ese... desbordamiento mistico-pueril?
ResponderEliminarLagarto, lagarto.
Saludos!
Ja, ja. Te aseguro que estuve a punto de tirar la toalla a los pocos minutos de empezar la película (ese Marcelino Pan y vino que suelto por ahí), pero no es mi costumbre abandonar las películas comenzadas a ver y además ésta me la había prestado un amigo para que le diera mi opinión. Misión cumplida, ¿no?
EliminarEs un texto magnífico,amigo mío. La novela no me gustó mucho y la película mucho menos. Yo me hago siempre una pregunta sobre el cine actual de aventuras: ¿Qué pasaría si no se hubiera inventado los efectos especiales digitales? Imagino la película con los efectos precarios de los años cincuenta y me pongo a reís. Sé lo que falla. El Hobbit, Gravity... ¿Qué dirían los críticos? No podrían decir: "¡Visualmente fantástica!!" Luego pone uno a altas horas de la noche y con un par de copas de más, por ejemplo, El halcón y la flecha o El temible burlón y te sientes rejuvenecer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,amigo.
Gracias Francisco. Ya he comentado que no he leído la novela pero si encima tú no la avalas, me parece que se va a quedar sin leer. Esa comparación que haces con el antiguo cine de aventuras es cierta. Pero para mí el mayor valor de una película es que te sumerja en ella y eso, cuando lo consiguen, importa poco la cantidad de efectos especiales, si hay muchos o pocos no cuenta mientras logren que te subas al barco pirata, asaltes el castillo, surques la estratosfera o atravieses la Tierra Media. Y eso ya lo conseguía Georges Méliès, ¿no?
EliminarTu texto vale -y se disfruta- mucho más que la película. "La vida de Pi" me dejó frío, indiferente y casi desconcertado. Probablemente, acudía con las expectativas demasiado altas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues yo creo que era al contrario, me puse a ello con no demasiadas ganas. Y al final pasé un buen rato, aunque fuera pensando lo que iba a escribir después sobre ella, ja, ja.
EliminarUfff!!! Duras palabras las que dedicas para la última obra maestra que servidor se ha echado a la cara en una sala de cine. Los comentarios que haces de ella la reducen a saldo en la sección de New Age de cualquier centro comercial. Y eso era lo que yo me tenía cuando fui a verla... Afortunadamente me equivoqué y me encontré con una película que reflexiona sobre como tener valores (de cualquier tipo, no únicamente religiosos) nos ayuda a aguantar las putadas que nos manda la vida. Pero como tener esos valores nos puede también hacer sufrir y mucho. Además es un canto a las historias y a la ficción y como forma parte de nuestra vida....
ResponderEliminarCreo que discrepamos bastante, pero por si te apetece, en su día escribí sobre ella.
Saludos
La mejor escena de esta película es una en la que no se recurre a las imágenes, sino a las palabras. En mi opinión la película abusa de su apartado visual hasta desvirtuar cualquier mensaje, ya que se aferra al recurso fácil de impactar al espectador con imagenes... ¿new age?. Me recordaban que Eric Rohmer ponía en algunas de sus películas argumentos similares, conflictos parecidos, de un modo extraordinario. Diálogos sutiles, sin alharacas (vaya "palabro" me ha salido) pero que atrapaban al espectador sin remedio. ¿Valores? Pi es un asesino, me temo, y su coartada solo es admisible porque su homicidio parece justificado.
EliminarMi querido Licantropunk: ¡mira que me gustan las películas con felino... pero reconozco que la dejé escapar!
ResponderEliminarTe diré que me la han recomendado muchas personas a las que les ha llegado mucho y a otros les ha pasado lo que a ti. A mí el tráiler me echó para atrás. Pero me llama la atención que genere tanta polémica y sentimientos tan contrarios. Luego eso ya me hace pensar que algo tiene.
Por otra parte su director Ang Lee me gusta bastante. Él hizo La tormenta de hielo... que me encanta.
No sé... terminaré viéndola y ya te diré. Pero no se por qué me causa mucha pereza...
Besos
Hildy
Ang Lee, gran director, tuvo su premio con "La vida de Pi". Ya lo tuvo con "Brokeback mountain" y anduvo cerca con "Tigre y dragón": ecléctico, sin duda, y parece que todos se le dan bien. Pero que ese premio lo recibiera ante "Amor" de Michael Haneke... ni en broma.
EliminarLa vi tarde, ya en el cine de verano, con banda sonora de pipas y humo de tabaco. Me gustó la fantasía y dio que hablar en la cena, ¿qué más se puede pedir?
ResponderEliminarSaludos
Seguro que invita a hablar de ella, ingredientes le sobran.
EliminarLa película se deja ver en 3-D, aquí bastante apropiado, aunque hablando de Pi me quedo con el grupo de espías con el mismo nombre de "Cortina rasgada".
ResponderEliminarSaludos.
Borgo.
Para mí Pi, cinematográficamente hablando, será sin duda la película de Darren Aronofsky. Pero recuerdo a la perfección lo que comentas, aquel símbolo dibujado en el suelo de arena.
EliminarLa película no la he visto, pero el libro me gustó mucho (salvando la parte de la isla quizás), tiene mucho de filosófico (el alma y los instintos en contraposición, la supervivencia), sobre todo las reflexiones durante su vida en el zoológico y de metafórico, es muy diferente a todo lo que he leído hasta la fecha, y el desenlace me pilló completamente de sorpresa.
ResponderEliminarQuizás algún día la vea porque me cuesta imaginar cómo habrá podido plasmar algunas escenas de la novela y lo que he visto de Ang Lee me ha gustado mucho.
Como ya me tragué la película, no creo que me arrime por el libro. Pero si a ti el libro te gustó, te recomiendo la película. De hecho opino que es el orden adecuado para estas cosas, primero el libro y luego, si se tercia, la película. El libro siempre es un ejercicio denso, al que uno se aplica con concentración y que le lleva varios días terminar. La película sería entonces una síntesis, de modo que puede ser interesante comprobar si el cineasta capto o no el espíritu que trascendía del papel. O si hizo lo que le dio la gana, mejorando o empeorando lo que ha había.
EliminarSaludos.