miércoles, diciembre 01, 2010
"Copia certificada", de Abbas Kiarostami
¿En qué se diferencia una copia perfecta del "David" de Miguel Angel de su original? El espectador que pasee por la Plaza de la Señoría de Florencia no tiene porqué saber que la verdadera está en la Galería de la Academia: su mirada la hace auténtica y el placer estético es el correcto. El valor intangible de la originalidad se encuentra en el concepto. La paradoja es que la copia crea originales, una constante en el arte: realizando un retrato del rostro de La Gioconda, Leonardo Da Vinci crea la obra más famosa de la historia y la representación tiene mayor importancia que aquel al que representa: la imagen pasa a la posteridad mientras que la vida de La Monna Lisa es una incognita intemporal (¿Leonardo travestido?). La naturaleza es la única creadora de originales, aunque se trate de un cuñado tartamudo, y la labor del genio queda reducida a un momento de iluminación revelada o de habilidad innata, prohibida al resto de los mortales.
La ilusión cinematográfica como paradigma de la copia, representación del mundo: ilusión de realidad. A los replicantes de "Blade Runner" de Ridley Scott, se les implantaban recuerdos (recuerdos de otros: de la sobrina de Tyrell, por ejemplo) para hacerles creer que habían tenido una infancia, un pasado, una serie de vivencias que construyen una personalidad ad hoc. Y en "Recuerda" de Alfred Hitchcock, un amnésico Gregory Peck se apropia de la identidad del Dr. Edwards, construyendo un nuevo presente y enamorando a Ingrid Bergman: locura y amor ciego íntimamente relacionados: el estado de enamoramiento es una anomalía que merma la percepción y hunde el nivel intelectual del enfermo.
Suplantación. Una camarera (igual que el espectador de la estatua de "David") cree que una pareja sentada en la mesa de su restaurante son en realidad matrimonio y a partir de ese momento se obra el prodigio. El giro argumental propicia que el culto escritor, independiente y seductor, ocupe el lugar del marido ausente, y la asunción de ese cambio, la conciencia de la transformación, acarrea una serie de problemas. Conyugales, por supuesto. Personas enamoradas de cuando estaban enamoradas se anclan al pasado, contemplado con nostalgia, sin ser capaces de adaptarse al paso del tiempo, sin reconocer que aquellos días ya no volverán aunque se retorne a aquella pintoresca pensión de la luna de miel (la trama transcurre colocando en el trasfondo una boda en la Toscana italiana, qué romántico, qué idílico, un rito ancestral de matrimonio acorde a los cánones católicos que, forzosamente, debe convertirse en un día de felicidad aunque el celuloide destile escepticismo). El director instala a sus actores frente al espejo, y hace que se interroguen sobre la imagen devuelta, como si ellos también miraran una estatua, un reflejo que han de interpretar. Averiguar las respuestas a las mismas preguntas que se hacían los filósofos antiguos, los replicantes y Siniestro Total, pero desde la cotidianidad y la mediocre vida común: el yo desnudo y la verdad cruel.
Mirando la pantalla nos vemos a nosotros mismos.
Caray! Licantropunk, a mi lo que me ha gustado mucho es leer tu comentario. La película, tambien, pero has plasmado su significado como no había leído hasta ahora en ninguna crítica o reseña. Felicidades.
ResponderEliminarUn saludo.
Ummm mira que he estado a punto de entrar a verla unas tres veces pero no sé, al final mirando la cartelera me iba a otra...
ResponderEliminarY ahora me has dejado el gusanillo.
Saludos!
Licantropunk afina cada vez más las entradas. Queda el listón muy alto. saludos.
ResponderEliminarMuy interesante el tema que planteas. Le va a ser difícil a la película superarlo. Precisamente me ha pillado tu comentario leyendo acerca de la demanda que le pusieron al George Harrison de "My sweet Lord" por plagio de "He´s so fine"...
ResponderEliminarBabel: si juntamos tu entrada y la mía y ambos estamos en lo cierto, resulta ser una de las mejores películas del año.
ResponderEliminarMarga: a mi el cartel no me gusta, sinceramente. Si se calibrara la película por él, no habríamos entrado a verla.
Angelus: gracias pero no son más que divagaciones: película que invita a pensar.
Tomás Serrano: el plagio no se trata aquí sino más bien que George Harrison hubiera interpretado directamente "He´s so fine". Y lo habría hecho muy bien, incluso mejor que el original de The Chiffons que quién se acuerda de ellos. Ese sí es el tema.
Saludos a todos.
Mr. Licantropunk, ¡ que texto el suyo !, no se la pelicula, quizas nunca la llegue a ver, quizas si, pero como siempre, muy bueno su trabajo. Un saludo y nos leemos.
ResponderEliminar¿Y quién se acuerda de Ub Iwerks? Quiero decir ese tema tiene mucha miga...
ResponderEliminarCreo que tu reseña es mejor que la película.Ayer fui a verla y la verdad,casi me quedo dormido y eso que me gusta mucho el cine de Kiarostami.La idea es buena pero se hace pesadísima,oscura (en la Toscana)diálogos que sobran.Es curioso,cuando Kiarostami en su filmografía apenas hablan sus personaje,él apuesta por la imagen,él,tan Víctor Erice.Me gustó el pequeño papel interpretado por Jean-Claude Carriere,pocos se dieron cuenta en la sala quién és este señor,este gran escritor y guionista de las últimas películas de Buñuel,entre otros.
ResponderEliminarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCon muy buena voluntad he aguantado unos 20 (insoportables) minutos. La primera escena, con ese plano fijo interminable para que nos demos cuenta de que vamos a ver una "obra maestra", es una demostración irrefutable de cómo los cineastas estadounidenses medios, los "artesanos", están a años luz (por delante, claro). ¿De verdad se necesita tanto tiempo para decir lo que se dice? ¿Cuánto habrían durado "El manantial" o "Dos en la carretera" en manos de este tío?
ResponderEliminarBelknap: muchas gracias.
ResponderEliminarFrancisco Machuca: no estoy muy de acuerdo en que en las películas de Kiarostami no se hable. Todo lo contrario, creo que se habla mucho: ese tópico del persa conversador. Lo de Jean-Claude Carriere: yo tampoco sabía quién era ese tipo. Contigo siempre se aprende.
Tomás Serrano: claro, es que lo bueno empieza justo después de esos 20 minutos, je, je. A ver: qué tiene de malo ese comienzo. A mi me hizo empezar a preguntarme cosas. Y el trozo de la conferencia es fundamental para entender el sentido de la película o al menos en el sentido en el que yo, pobre infeliz, la he entendido. ¡Acusar a Kiarostami de pretencioso, cuando es el paradigma del cine sencillo, de la economía de medios! Hacer cine en Irán, ¿qué presupuestos debe tener? "Copia certificada" es la primera película que hace fuera de su país. Y en cuanto a compararlo con directores americanos de hace 50 años, me parece excesivo. ¿Hay un canon cinematográfico y a todo lo que se salga de ese camino hay que despreciarlo? Cine para todos los gustos pero también hay uno que exige pausa y reflexión (a Angelopoulos ni se te ocurra acercarte, al menos sin meterte antes medio litro de café) que no tiene porque ser mejor o peor y que ya lo hacían Bergman o Rossellini o toda la Nouvelle Vague. Y que también tiene mucha morralla, como le pasa al cine americano de hace cincuenta años.
Haaaala, que laaarga respuesta.
Saludos a todos.
Te has ganado una copia certificada de "Mr. Fontaner", para que veas qué es verdadera economía de medios...
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