El primer Dr. Hannibal Lecter cinematográfico resulta que se apellidaba Lecktor en vez de Lecter, según atestiguan los créditos del final de "Hunter". También resulta que aún no había llegado a tomar forma en el atildado, escalofriante, implacable y deslumbrador Anthony Hopkins. En su debut ante la cámara lo encarnó Brian Cox (conocido entre otros papeles por ser el jefe de Matt 'Bourne' Damon en la saga del amnésico superagente) que no pasará a la historia por ser el primero en hacer el papel del psiquiatra caníbal: tampoco tiene muchos minutos en el metraje: a esas alturas del asunto el doctor es aún un secundario. Lo mismo le va a suceder a su rival del FBI para la ocasión, William Petersen: no será recordado por "Hunter", pero si la gran pantalla no lo lanzó entonces a la fama, la pequeña pantalla lo ha hecho sobradamente: Gil Grissom de "C.S.I", nada menos. Estrella mundial.A mediados de los ochenta Michael Mann arrasaba con la serie "Corrupción en Miami", imponiendo una estética que está muy presente en "Hunter" (cualquier seguidor de las aventuras televisivas de Sonny Crockett y Ricardo Tubbs se percatará de ello). La película es una adaptación de la novela "El dragón rojo" de Thomas Harris, primera de una saga literaria que continuará en "El silencio de los inocentes" (la llevaría al cine Jonathan Demme en la oscarizada "El silencio de los corderos") y culminará con "Hannibal" (aquí la adaptación al cine la conducirá Ridley Scott: directores de relumbrón para una saga literaria y cinematográfica de éxito).
"Hunter" es un thriller magnífico, lleno de tensión y suspense, con unas actuaciones soberbias: destaca la del malo de turno interpretado por Tom Noonan: psicópata kilométrico. Por si alguien quiere comparar resultados hay otra película más moderna basada en la misma novela, "El dragón rojo", dirigida por Brett Ratner y que tiene como protagonistas a Ralph Fiennes, Edward Norton y el propio Hopkins, pero no me gustó tanto como su hermana ochentera. Será nostalgia de aquellas inalcanzables playas de Florida, esas que tanto vimos y nunca fuimos.




