Película de atraco con rehenes. De este género hay otra moderna llamada "Negociador", de F. Gary Gray, protagonizada por Samuel L. Jackson y Kevin Spacey. Sin embargo las que más me han gustado de este tipo son dos bastante más antiguas. La primera es "Tarde de perros" de Sydney Lumet, en la que dos atracadores inexpertos, Al Pacino y John Cazale, intentan robar una pequeña sucursal bancaria neoyorquina y la segunda, localizada a miles de kilómetros de distancia y sin embargo similar en su planteamiento, es "La estanquera de Vallecas", de Eloy de la Iglesia, con José Luis Gómez y José Luis Manzano interpretando a los inolvidables Leandro y Tocho: el currante en paro de vuelta todo y el típico chaval de barrio educado en los billares que juguetea con la droga (y con Maribel Verdú). José Luis Manzano era habitual protagonista de las películas de Eloy de la Iglesia de los años ochenta, películas donde la delincuencia juvenil y las drogas eran los temas principales (títulos señeros como "Navajeros", "Colegas", "El Pico", para un cine desbocado). Eloy de la Iglesia sobrevivió a sus paseos por el lado salvaje y murió hace poco, ya cumplidos los sesenta, no así José Luis Manzano ni tampoco Antonio Flores ni "El Pirri", otros de sus actores fetiche, los tres muertos por sobredosis de heroína. En "Tarde de perros" y "La estanquera de Vallecas" hay un profundo olor a la vida de la calle, a lumpen obrero que se mete a robar porque no le queda otra salida. Quizá eso es lo que yo esperaba ver en una película de Spike Lee, ese olor a barrio.El director experimenta con el género realizando una sofisticada obra acerca de ladrones de inteligencia superlativa, millonarios de pasado inconfesable y policías corruptos.
Denzel Washington es en este caso el negociador, un inspector de policía con ganas de ascender por la vía rápida y dispuesto a pasar por alto alguna norma del manual para lograr sus objetivos. Brilla más en otras películas. Me quedo con los interrogatorios que les hace a los rehenes para descubrir si son de los buenos o de los malos. Clive Owen es el atracador pero como se pasa enmascarado la mayor parte de la película, poco se puede decir de sus dotes actorales en esta ocasión. Jodie Foster hace un papel parecido al del Señor Lobo en "Pulp Fiction"('Hola, soy el Señor Lobo. Soluciono problemas') pero ni de lejos alcanza el nivel de seguridad que desprendía el personaje de Harvey Keitel. Se limita a darle un aire de suficiencia, sabiendo de sobra que no le va.
Al final a la trama se le pierde un poco el hilo. O era yo, que se me cerraban los ojos y casi no me enteré de como terminó la cosa. Habrá que volver a verla, aunque sólo sea el último cuarto de hora.



