En una época en la que resultaba una misión imposible conseguir ver algunas de las películas que te interesaban, años antes de la popularización del formato VHS (que, por otro lado, solía ofrecer en el videoclub del barrio un catálogo centrado en las novedades), mi acercamiento a "West Side Story", la apasionante película dirigida por Robert Wise (y Jerome Robbins en las coreografías) en 1961, fue a través de su inmortal banda sonora, eternamente unida al nombre de Leonard Bernstein: una cinta de casete a la que le di la vuelta innumerables veces. Así, cuando más adelante tuve la ocasión de contemplar los fotogramas que únicamente había tenido oportunidad de escuchar, se produjo un encuentro audio-visual formidable: la conjunción perfecta entre imagen y sonido: imborrable recuerdo de celuloide. Y para este remake firmado por Steven Spielberg, puedo optar por cerrar los ojos y quedarme con la melodía para disfrutar de él, eso no hay quien lo mueva, pues tanto el reparto actualizado o los cambios al guion o a la puesta en escena, en nada superan a una película considerada de forma unánime como una de las mejores de la historia del cine: cualquier comparación solo puede hacer palidecer en calidad, fortuna y pasión, a mi entender, a la nieta posmoderna.
Diez Oscar se llevó la película de Robert Wise. ¿Puede una película ganar el mismo Oscar dos veces? "West Side Story" obtuvo un merecidísimo galardón a la mejor película en 1962. ¿Lo logrará en 2022? Parece poco probable. De las nominaciones que tiene, la que corresponde al rol de Anita, la desgraciada novia de Bernardo, pronostican las apuestas que puede conseguirlo Ariana DeBose y, por tanto, repetir el que ganó Rita Moreno hace sesenta años interpretando el mismo papel (una coincidencia que seguro que haría las delicias de los noctámbulos que sigan la gala esta noche: yo madrugo mucho, me temo). Good luck everybody! No hay que olvidar que tanto la cinta de 1961 como la de 2021 son adaptaciones de un musical estrenado en Broadway en 1957, cuyo libreto, a su vez, está fuertemente inspirado en "Romeo y Julieta" de Shakespeare. Quizás sería mejor, entonces, dejarse de zarandajas y entregarle todos los premios, o al menos la mayoría, a título póstumo, al Bardo de Avon. Y de ahí, para atrás. Hombros de gigantes.