Tarde de sábado de cine familiar. La mitad a la sala 3, para ver "Violetta: la emoción del concierto", de Matthew Amos. La otra parte a la sala 2, a "Las aventuras de Peabody y Sherman", del oscarizado Rob Minkoff ("El rey León", firmada a medias con Roger Allers, que después de lo visto ayer me huelo que era el bueno de la pareja). Un progenitor o progenitora y un niño o niña por sala, gracias. La preferencia infantil marca el título y el adulto es el convidado de piedra, aunque muchas veces ha habido suerte (¡ay, aquellos años de Pixar!). Sinceramente creo que me lo hubiera pasado mejor contemplando el concierto milanés de la gira mundial heredada del gran éxito del "Fama" argentino para pre-adolescentes, "Violetta". Al menos no habría dudas de los fines del espectáculo al que se va a asistir.
"Las aventuras de Peabody y Sherman" se construye alrededor de los enredos provocados por los viajes en el tiempo de un perro llamado Peabody y su hijo adoptivo Sherman: animal y humano invirtiendo la relación del doctor Emmett "Doc" Brown (Christopher Lloyd) y su peludo amigo Einstein para "Regreso al futuro" de Robert Zemeckis. Pero, como se dice en la película, si un hombre puede tener un perro, por qué no lo contrario. ¡Uff! Por cierto, imdb me chiva un dato curioso: ¿será casualidad que en una de las famosas escenas de "Regreso al futuro", aquella en la que Marty McFly, recién llegado al pasado, al año 1955, es confundido con un extraterrestre por una familia de granjeros, la familia Peabody -¡Mutante hijo de puta!, le grita el padre a McFly mientras le dispara con su escopeta-, el hijo se llame Sherman? ¡Sherman Peabody! ¡Vaya! Bueno, en todo caso fue el guionista de "Regreso al futuro" el que realizó el homenaje bautizando personajes, un recuerdo que estaría dirigido hacia una serie estadounidense de dibujos animados de los años 50 llamada "La Improbable Historia de Peabody", producción bastante desconocida en España y que es en la que se basa "Las aventuras de Peabody y Sherman".
La película debe ser poco más que eso, un revival para fans. Me temo que sería la única excusa para querer verla. Esa o que te toque sujetar la vela, claro. Otra cuestión es el destrozo de la Historia mundial que perpetra la cinta: la Revolución Francesa se produjo porque a María Antonieta le gustaban mucho las tartas: espero que fuera una metáfora. Quizás se puede pensar que conseguir que un niño sepa relacionar el personaje y su época es un premio nada desdeñable, pero el rechinar de mis dientes tampoco tiene precio.
con todo lo que dijiste no dan ganas de cruzársela...
ResponderEliminary lo de Violetta para mi es inentendible... pero la escuché cantar para Frozen y no tiene mala voz eh!
Seguro que la chica es una gran cantante, espero que lo sea y que justifique así su gran éxito.
EliminarTodo mal hoy... UN abrazo.
ResponderEliminar¿Qué pasó? Me dejas preocupado.
Eliminar¡Qué casualidad! Yo vi esa noche "Regreso al futuro"...
ResponderEliminar¡Anda! Eso va a ser alguna forma de telepatía. ¡Cómo le gustan a usted los "clásicos"! A mi la trilogía de los McMosca me encanta, por cierto.
EliminarNo sé cuál es la de Violeta, debería? y la última que he visto de "dibus" es la de Miyazaki, nada que ver, ya, jeje.
ResponderEliminarPero... y lo bien que se lo pasan ellos?
Saludos!
¡Qué envidia! Me dijeron que no era para niños y me quede sin verla en el cine, me temo.
EliminarEs distraida sin más pero echaba de menos los excelentes dibujos de la serie sesentera original. Los que salían con "Alce y ardilla", la serie de TV más antigua que recuerdo.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Yo no tenía ninguna referencia, como digo, pero seguro que la estética que mencionas no estaba presente en esta versión moderna: revisar estos clásicos de la animación me temo que no incluye respetarlos. Me acuerdo de lo que hicieron con "Los pitufos" de Peyo, sin ir más lejos, hace un par de años.
EliminarYo tampoco la conocía, pero bueno igual la voy a ver con la peque. Cuidate
ResponderEliminarSeguro que se le encuentran puntos suficientes para disfrutarla.
EliminarUna película que estimula muy poco a los adultos. Me uno a usted por esa añoranza de las películas de Pixar.
ResponderEliminarSe te queda la sensación de obra poco trabajada, de que alguien no ha hecho su trabajo a fondo o de que se considera que el público al que va dirigida no es lo suficientemente exigente. Un mal general al cine taquillero, en fin.
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