domingo, octubre 02, 2016

"Moolaadé", de Ousmane Sembène

La ablación o mutilación genital femenina comprende una serie de prácticas consistentes en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las niñas. Entre otras consecuencias, las niñas mutiladas padecerán durante toda su vida problemas de salud irreversibles. Se calcula que 70 millones de niñas y mujeres actualmente en vida han sido sometidas a la mutilación/ablación genital femenina, la mayor parte en África y en Oriente Medio. Además, las cifras están aumentando en Europa, Australia, Canadá y los Estados Unidos, principalmente entre los inmigrantes procedentes de África y Asia sudoccidental.
La ablación genital femenina constituye una violación fundamental de los derechos de las niñas. Es una práctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el daño, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante; el derecho a la protección frente a prácticas tradicionales peligrosas y el derecho a decidir acerca de la propia reproducción. Estos derechos están protegidos por el Derecho internacional.
(Fuente: UNICEF)

Mis intentos anteriores por aproximarme al cine africano no lograron buenos resultados. Me dejé caer con curiosidad por varios títulos que habían llegado hasta mí, y en ningún caso conecté con lo que contaban aquellas películas. Pensé que con "Moolaadé" (significa protección, en el sentido del derecho de asilo, del "acogerse a sagrado" de la iglesia antigua), me sucedería otro tanto. Pero es imposible no sentir empatía por la trama que se desarrolla en esta cinta, una película que además está excelentemente rodada, con unas actuaciones llenas de convicción. Cuatro niñas que habitan en una zona rural de Mali, huyen del grupo de mujeres (brujas armadas con navajas cachicuernas) que les van a practicar la ablación. Están en esa situación porque sus padres las han conducido hasta allí, por supuesto, pero las pequeñas logran escapar, aterrorizadas, y se refugian en la casa de una mujer que en el pasado se negó a que su hija pasase por ese trance brutal e irreversible. La película será relato de una lucha desigual, un combate contra la ignorancia, la superstición, el sometimiento, conductas infames que para colmo son acordes a la ley de aquellos países (aunque la acción trascurre en Mali, en realidad el rodaje se realizó en Burkina Faso, una de las naciones africanas de mayoría musulmana en las que la ablación está prohibida, mas no por ello se consigue erradicarla).
Sin embargo el tono de la película es asombrosamente vital, a pesar de las situaciones terribles que muestra. El colorido, la música, la alegría, contrastan poderosamente con castas sacerdotales dispuestas a mantener con puño de hierro el régimen opresivo que sujeta a la población en una cultura medieval desquiciada: las radios que las mujeres atesoran como salvavidas, como vías de escape que les cuentan que otro mundo es posible, las radios que terminan arrojadas a una pira inquisitorial. Menos minaretes y más antenas de televisión, piden los fotogramas de "Moolaadé", historia ansiosa por una modernidad occidental democrática que nosotros, apoltronados en nuestro sillones, no paramos de criticar y desperdiciar, y que a ellos les parece el edén, un paraíso en la Tierra por el que merecerá la pena cruzar, como sea, el mar Mediterráneo. O morir en el intento.

7 comentarios:

  1. Mr. Licantropunk, apuntada queda, saludos.

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  2. Entiendo que el tema de la película no incita a bromas, pero advierto la ausencia de ese humor característico de este blog. Saludos.

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    1. Pues fíjate que el tono de la película no es tan serio como el asunto tratado. A mí me recordaba algunas comedias de Lope o de Calderón, una composición que recordaba la estructura del teatro barroco español y unos temas cercanos a aquello. De "Fuenteovejuna" a "El alcalde de Zalamaea". Lo rural y lo pastoril, el honor y la sangre.

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    2. Buena apreciación... Cierto que rezuma cierta ligereza, muy de agradecee, pero sin caer en la frivolidad. Tampoco tiene un discurso moral pretencioso, sino más bien didáctico.


      Soy Isabell

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  3. Magnífica película, una fábula conmovedora y necesaria y un director más que notable. Me sorprendió muy gratamente y me encantó la elegancia con la que denuncia semejante ignominia de la humanidad que persiste en nuestros días, ante la cual el mundo "civilizado" mira para otro lado. Excelente crítica, Licnatropunk, como no podía ser menos.

    Isabel G. Oliveros

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    1. Muchas gracias, Isabel. A ver cuando "Wildberry continua" tiene un blog detrás, sería una gran noticia. Qué bien utilizado el término "elegancia" para esta película: en la búsqueda de adjetivos que a veces se convierte escribir una entrada, ese sin duda era propicio.

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