martes, septiembre 15, 2015

"Aimer, boire et chanter", de Alain Resnais

-Tu n'as rien vu, à Hiroshima. Rien.
-J'ai tout vu. Tout.
               "Hiroshima mon amour"

Quedará anclado en la memoria, epitafio insólito, la imagen de la muerte que se anuncia al cineasta como propia, en una cinta que resulta ser la última: ¿cómo saber que la obra a la que te dedicas será, realmente, tu última obra? Morir rodando. Alain Resnais tenía 91 años cuando rodó "Aimer, boire et chanter" y murió poco después del estreno de la película en el Festival de Berlín de 2014, donde recibió el premio FIPRESCI del certamen y el Alfred Bauer, un premio que se otorga a películas que introducen alguna innovación en el arte del cine.
Un cineasta inquieto que se había asomado a todo, al musical, a la comedia, al cómic, al drama más intenso, al documental más doloroso, y que en todo intentaba aportar un punto de vista inédito, siempre en vanguardia, en la vanguardia de lo que aún no existía. No es extraño que encabezara la Nouvelle Vague junto a Godard y Truffaut, y los años de edad que le sacaba a ambos habían sido empleados en películas de referencia: sí, a lo último de lo último llegaba Resnais con ventaja de esforzado escalador del Tour. Desde "L'aventure de Guy" un corto que dirigió con 14 años, en 1936, pasando por su primer largometraje de 1946, "Schéma d'une identification", la existencia de Resnais, hasta su muerte, se la pasó mirando por una cámara. "Guernica", "Las estatuas también mueren", "Noche y niebla", "Toda la memoria del mundo", "Hiroshima mon amour", "El año pasado en Marienbad", "Muriel", "La guerra ha terminado", "Lejos de Vietnam", "Stavisky", "Mi tío de América", "Smoking/No smoking", "On connaît la chanson", "Asuntos privados en lugares públicos", "Las malas hierbas". El cineasta de la Memoria deja un legado cinematográfico eterno.
Al final de su carrera Alain Resnais se dedica a realizar una serie de comedias burguesas, de tono un tanto "geriátrico", con actores de cabecera como Sabine Azéma (su mujer desde 1998), o André Dussollier, y desgranando de fondo argumental las historias del autor teatral Alan Ayckbourn. Al teatro se dedica, sin la menor duda, "Aimer, boire et chanter" (basada en la obra "Life of Riley" del mencionado Ayckbourn). Tres parejas maduras, ociosas, encantadas de la vida, cuya tranquilidad se ve incomodada por un séptimo en discordia, George Riley, el amigo en fuera de campo, demiurgo travieso que juega con los sentimientos de sus queridas amistades, enredos con aire de entretenimiento cortesano: marionetas manejadas por el titiritero oculto: el propio director, qué duda cabe. El triángulo geográfico de las localizaciones, una casa de cada pareja en cada vértice, se delimita a la perfección por la colaboración del dibujante Blutch, otro habitual en la última época de Resnais. Esos dibujos ayudan a identificar la trama por medios inusuales en el cine: Lars Von Trier demuele los decorados en "Dogville" y Alain Resnais los vuelve a colocar en su sitio, recuperando para el cine la condición primordial de teatro rodado.
L'amour fou. Si no fuera por ese final, esa postal dirigida a un epílogo vital, la película no hubiera provocado más que sonrisas benevolentes. Pero ese final... Eso lo cambia todo.

8 comentarios:

  1. Innovador hasta el final. Se ha estrenado muy tarde aquí, hace ya un año que la vimos en el festival. Coincidimos en varias apreciaciones, lo del teatro filmado y lo de la conclusión. Me gustó, pero menos que otras suyas.
    Saludos.

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    1. La vi hace unos días dentro de un ciclo (largo, tres meses de ciclo) en versión original que cada verano programan los cines Van Dyck de Salamanca. Desde luego que no pasará a la historia como otras suyas que ya están allí.

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  2. La tenía pendiente y ahora más...

    Saludos!

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    1. No será la película que yo recomiende en primera instancia para alguien que no se haya acercado anteriormente a la filmografía de Resnais, pero sin duda que se ve con agrado. Película amable y bien resuelta.

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  3. Mr. Licantropunk, de este artista pude ver: Hiroshima Mon Amour; Last Year at Marienbad y Je t'aime je t'aime. Sin duda innovador en todo sentido. Este titulo aun no lo he podido ver. Cordiales saludos.

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    1. Ya menciono en la entrada que, hasta en su última película, ya nonagenario, se le sigue considerando un innovador. No en la historia que se cuenta en la película, que la considero muy cotidiana, nada del otro mundo, pero visualmente sí, desde el primer momento causa sensación de "lo no visto".

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  4. La vi y me fui con la idea de que Resnais tiene una visión bastante pesimista sobre la condición humana. Todo rezuma una insondable tristeza.
    Un saludo

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    1. A mí no me lo pareció tanto, creo que la película tiene tono de comedia, de comedia ácida, seguro, con mucho cinismo, las apariencias de las clases pudientes. Y al ser una adaptación, pues supongo que lo que hubiera en el original se ha mantenido en la visión de Resnais. Desde luego que he visto películas de Resnais mucho más profundas. Y por supuesto insondables.

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