miércoles, junio 12, 2013

"Lincoln", de Steven Spielberg, y "La conspiración", de Robert Redford

Acaba la una y empieza la otra (si bien yo vi la de Redford en su día y ahora tiene turno la de Spielberg: el orden de los factores no será trascendental, sin embargo). Muere Abraham Lincoln asesinado de un disparo a bocajarro mientras asistía a una representación teatral (¡vaya!, ya metí un spoiler y encima para las dos cintas) y, acto seguido (sería un buen programa doble), en "La conspiración" se recrea el juicio llevado a cabo contra los magnicidas. Entre ellos una mujer, Mary Surrat (Robyn Wright: la princesa prometida vestida de viuda puritana, pero una mirada lánguida que no envejece), dueña de la pensión donde se gestaba la confabulación y para la que, cuando menos, existe una duda razonable en cuanto a su responsabilidad criminal. Lincoln contra el pueblo o la venganza de estado: muere el príncipe pero Maquiavelo no descansa.

"Lincoln" no es una película biográfica, más allá de presentar un periodo concreto de su presidencia: los tejemanejes políticos para conseguir una mayoría de votos a favor de introducir un cambio en la constitución estadounidense, la enmienda decimotercera que erradique la práctica de la esclavitud en aquel país. El antiesclavismo de Lincoln, un ideal por el que morir y que, a través del sello de Spielberg, se torna una epopeya romántica y por supuesto maniquea, de buenos contra malos. Al principio de la cinta Lincoln conversa con unos soldados. Estos contemplan al altísimo mandatario como a una figura épica, como a una divinidad o a un mesías, incluso recitan de memoria sus discursos como si fueran pasajes bíblicos. Sin duda luchan por Lincoln, encarnación del bien. Sí, el sello Spielberg.

La cinta de Steven Spielberg emana una idea de confianza en las instituciones, en la clase política, el convencimiento de que los sentimientos más elevados prevalecen y resultan finalmente victoriosos, una victoria que, en el caso de "Lincoln", tiene un coste tan elevado, al menos, como la moral de la causa defendida: cuatro años de guerra civil y 600.000 muertos en combate (un millón de victimas en total: hasta la segunda guerra mundial no empezó a haber más muertos entre los civiles que entre los soldados) para sacar de la esclavitud a cuatro millones de personas, como la propia película nos recuerda (fue la lucha del Norte industrial contra el Sur agrícola, una lucha entre dos mundos distintos, entre uno llamado a dominarlo todo, planeta incluido, y otro abocado a la extinción y el olvido). El legado de Lincoln se podría concretar en que hay que minimizar el impacto del sacrificio personal ante el inigualable afán del bien común. Un sacrificio al que no escapó ni el propio Lincoln.

Pero Robert Redford plantea el reverso de la cuestión: una sola muerte injusta es suficiente para echar por tierra cualquier causa loable. La constitución, a partir de la cual se crean las leyes de la nación, es apartada sin miramientos con tal de servir a los intereses del gobierno de turno. Muere Lincoln y le sucede Andrew Johnson, al que en "La conspiración" no se duda en calificar de borracho y que aparece (en realidad no sale) como un títere en manos del secretario de guerra Edwin Stanton ("La conspiración" será alegoría poco disimulada de otra administración moderna, la del presidente George W. Bush y su secretario Donald Rumsfeld). El escarmiento debe ser ejemplar y al Sur hay que derrotarlo hasta en el alma, o sobre todo.

"Lincoln", tan laudatoria como inocente, todavía más al compararla con el thriller legal, torvo, que se presenta en "La conspiración": las cloacas del poder. Dos buenas películas en cualquier caso, repletas de actuaciones convincentes y magníficas recreaciones históricas, y que exponen dos posturas opuestas, el estado protector frente al estado asesino. O muchos tonos de gris entre medias. Para salir de dudas no me va a quedar otra que ver "Abraham Lincoln: cazador de vampiros". Me temo.


14 comentarios:

  1. Es todo un milagro tener dos perspectivas bien distintas de sucesos trascendentes. Y con semejantes figuras. Un abrazo.

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    1. El milagro del cine, claro, con lo cual todo es mentira, una recreación, y por tanto falsa.

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  2. "Lincoln" me pareció una película irregular pero bastante disfrutable, sobre todo en su segunda mitad, que es cuando el protagonistas empieza a ensuciarse las mano y se baja del pedestal en el que había estado subido hasta ese momento. Eso sí, por mucho que ode a la nación, la imagen que da de la política es de todo menos complaciente. "La conspiración" se me escapó, y es que nunca me ha hecho mucho chiste Redford como director, pero visto lo que cuentas le daré una oportunidae.
    Saludos

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    1. Me gustó "Lincoln" sobre todo en esos pequeños pasajes en los que mencionas, en los que levemente se desmitifica al personaje. Porque sí creo rotundamente que es una (otra) santificación del estadista (como Kennedy, del que sólo hay que leer las novelas de James Ellroy para bajarlo del pedestal de inmediato, llevándose de paso por delante a Martin Luther King): de los estadistas en plural, sí, de los políticos, de esos padres fundadores que tanto usan como referencia sacro santa. La escena, catarsis absoluta, de la votación, así lo afirma. En cuanto a "La conspiración", simplemente como película de abogados, ya merece la pena verla. Opino.

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  3. Mr. Licantropunk, sobre la obra de Redford aun no la he visto, por lo que pude leer es un film para tener en cuenta, y lo tendre, por el lado de la obra de Spielberg, la misma esta bien, se deja ver, con buenos pasajes, como el del comienzo, o como cuando cuenta sus anecdotas entre otros, una buena biografia, y le voy revelando algo que no va a encontrar en ningun libro de historia Y es que Lincoln no solo cazaba vampiros, tambien cazaba zombies. Muy buenas reseñas. Saludos.

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    1. Hay que ver cuánto juego ha dado el personaje. Las versiones extrañas como la de los vampiros y los zombies, desmitificadoras, habrá que verlas.

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  4. Me quedo con la de Redford... Spielberg no es santo de mi devoción y si fui a verla es por curiosidad. No me defraudó: sigue sin gustarme ese director, jeje. Me parecio grandilocuente, maniquea y pelín infantil en su retrato del hombre político. Por no hablar de la pólítica en sí, pasa de puntillas sobre los pensamientos más progresistas de Licon y se centra en los patrióticos, uff, que cansancio! Me entretuve valorando el trabajo de producción y la fotografía... lo único que logra salvar un poco mi aburrimiento en sus películas. Y los tiros y la oscuridad que se le supone a cualquier conflicto, "molaban mucho", eso también.

    En cuanto a la de Redford me pareció mucho más interesante (si hablamos de guión y consistencia). Tal vez no vaya más allá de ser una película correcta pero, al menos para mí, plantea interrogantes más adecuados si uno se pregunta sobre determinada época histórica. Y al menos considera que el espectador es alguien con un poco de materia gris e inquietud en derechos civiles. Ya es mucho en la mayor parte del cine norteamericano actual.

    Saludos!

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    1. Pues tus impresiones y las mías coinciden. Yo me lo pasé bien viendo ambas, pero la verdad es que iba un tanto "prejuiciado" con lo que podía esperar de uno y otro cineasta. Es lo que tiene.

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  5. Buen programa doble, querido Licantropunk, de dos películas sobre un personaje con luces y sombras y dos obras cinematográficas con luces y sombras.

    Como a Marga me gustó más la propuesta de Redford (aunque pasó sin pena ni gloria por las carteleras) aunque hubo aspectos, personajes y escenas de la de Spielberg que me resultaron muy interesantes.

    Se demuestra un Redford apuntando alto en un cine de tesis pero más clásico en sus plasmaciones cinematográficas y un Spielberg que arriesga más a la hora de contar una historia a través del lenguaje cinematográfico pero más plano en sus reflejos y tesis históricas.

    Buena sesión doble que promete tertulia de interés...

    Besos
    Hildy

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    1. Cada uno intenta, además, retratar una época como alegoría de otra moderna. Sin duda Redford tira contra Bush, eso queda bien claro. Pero, ¿quería Spielberg contactar a Lincoln con Obama? Sí, otra tertulia de interés.

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  6. Vaya, no me acordaba de la de Robert Redford. Creo que seguiré tu propuesta de encadenar ambas cintas (aunque no sé si será muy sano hacerlo el mismo día). Ya te contaré qué tal.

    Saludos.

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    1. Sano no, estupendo para la salud... mental. Cine hasta morir.

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  7. Ja, ja. No sería mala idea hacer esa sesión triple de la que hablas. "Lincoln" es demasiado spielbergiana para mi gustó y "La conspiración" es una buena película pero no arriesga, es muy académica. No te preocupes por el spoiler: "Es la peor idea desde que Lincoln dijo: ¿Vamos al teatro esta noche?" (Woody Allen)
    Saludos. Borgo.

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    1. Gran Woody. Pues cualquier rato de estos cae la de los vampiros y tendrá su entrada, Lincoln mediante.

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