martes, octubre 04, 2011

"El niño", de Jean-Pierre y Luc Dardenne

Una pareja de jóvenes, Bruno (Jérémie Renier, excelente actor, un habitual de la filmografía de los hermanos Dardenne) y Sonia (Déborah François; junto a Renier logra una actuación magnífica en esta película) han tenido a su primer hijo. Él es un maleante, el cabecilla de un pequeño grupo de delincuentes (toque Oliver Twist) juveniles, que malvive con las ganancias de vender objetos robados o, si la ocasión lo requiere, mendigando por las calles. Obtener dinero como sea y derrocharlo en la satisfacción inmediata del deseo consumista, tal y como marca una sociedad con una escala de valores descabellada: un buga molón, una chupa guay. La ilusión de alcanzar una vida distinta, un nivel establecido sobre estereotipos vacuos de felicidad publicitaria. Y también sobre la falsa idea de obtenerlo sin dar un palo al agua ya que, como se observa en la película, el trapicheo es una actividad en la que no se para en todo el día. En "Rosetta", la primera Palma de Oro de Cannes de estos cineastas, conseguida en 1999 ("El niño" es la segunda, ganada en 2005), la protagonista pretendía salir del arroyo trabajando duro. En "El niño", no: cualquier chisme es válido como moneda de cambio, cualquier negocio es bueno si aporta un beneficio económico. Cualquier cosa vale y mejor no pararse ante barreras éticas (así será también en su siguiente obra, "El silencio de Lorna": el de los Dardenne es el cine de los desposeídos, de los marginados, la basura blanca, los que no pueden escapar de su destino, habitando eternamente los arcenes del próspero mundo occidental).
Bruno empuja el carrito del bebé, con decisión y ceguera, contando el dinero como la lechera del cuento. Pero el ascensor está estropeado. Hay que coger al niño, el pequeño Jimmy, recién nacido de nueve días, para subir por las escaleras de un edificio. Las caras de los bebés se borran, rostro en mutación semanal, y el furor de su llanto también desaparece, pero lo que permanece siempre anclado en la memoria es el recuerdo de su peso en tus brazos. Tus manos en sus axilas, toda tu atención en la punta de los dedos, calibrando con exactitud la tensión necesaria para sujetar sin apretar, para recoger y no dejar caer. Esos pocos kilos de carne tibia y relajada, esos dedos arrugados que se aferran a los tuyos con una fuerza inesperada. Coger a un niño en brazos es la firma de un pacto que dura hasta la muerte, una promesa leal de protección y sacrificio, de cariño sin límite. Ya nada será igual.
Decía Federico Luppi en "Martín (Hache)" de Adolfo Aristarain:
No es quererlo, es peor. Es mucho más fuerte. Si tuvieras hijos no haría falta decírtelo. No es joda cuando uno dice que es capaz de dar la vida por su hijo. Tenés miedo, no se puede controlar, tenés miedo a que le pase algo, querés estar siempre con él para cuidarlo. Pero vos sabés que no puede ser. No es miedo a que se muera, es miedo a que le pase algo, a que sufra. No podés ni pensar en que se puede morir, te duele pensarlo, te da pánico porque sabés que si... Sabés que si eso llega a pasar... no vas a sufrir ni te va a doler. Te va a destruir. Vas a dejar de existir aunque sigas viviendo. Si se muere te morís con él. Así de sencillo.
Rectificar es de sabios aunque puede ser demasiado tarde. Se han desencadenado consecuencias indeseadas, acciones que no tienen vuelta de hoja: los sabios también terminan entre rejas: giros inesperados: otra marca de la casa. Y no creo que la película sea moralista, pues hay juicios que van más allá de lo social, de lo que la sociedad espera de cada uno, para adentrarse en el terreno de la condición inherente del ser humano, de su esencia. Cine existencialismo.
El final me ha recordado intensamente al de "Pickpocket" de Robert Bresson, una referencia exacta para la trama que se desarrolla en "El niño": la redención. Con referencias así, el resultado tiene que ser extraordinario.

5 comentarios:

  1. mmmm los Dardenne mi asignatura pendiente que tendré algún día que aprobar. Tengo por aquí esta peli que comentas, también "La Promesa" y "Rosetta", ¿por cuál empiezo?

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  2. El silencio de Lorna sí que la vi pero esta la tengo pendiente... porque lo cierto es que me gustó.

    No está mal que alguien hable de los desposeídos, no? salen como mucho en la estadísticas y esas se borran pronto.

    Saludos!

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  3. Ya sabes que no puedo con los Dardenne, pero como a mi mujer le encantan pues de vez en cuando hago el esfuerzo y lo intento. Eso sí, veré la próxima porque me encanta Cecile de France y porque parece que han cambiado un poco de tercio. Lo mismo han aprendido a hacer cine y todo.

    De El Niño aguanté una media hora o así hasta que preferí dormir la siesta.

    Un saludo!

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  4. No la conocía Licantropunk, ni he visto nada de los Dardenne. Tengo mucho pendiente...

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  5. De los Dardenne, te confieso que solo he visto El silencio de Lorna que cumple casi todo lo que describes, también muy bien interpretada y en ese caso con una protagonista que acaba de llegar a Europa. No tengo nada que decir en contra, pero no acabó de engancharme, a pesar de que el tema me interesaba. Igual esto es una herejía, pero ¿cine mustio? Sí, esa puede que sea la palabra que define mi sensación. Y ya no les he dado más oportunidad. Tengo pendiente Rosetta y ahora esta... veremos

    Saludos!

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