sábado, abril 30, 2011

"El fuego fatuo", de Louis Malle

Alain Leroy recorre las calles de París con la misma desesperación con la que Julien Tavernier buscaba una salida del ascensor. Maurice Ronet, magistral en ambos casos: personajes sin asideros ni esperanzas que enfrentan a solas su destino.
Alain es un ex-alcohólico que no encuentra motivos para seguir viviendo. La búsqueda del impulso vital imprescindible, como aquel tránsito incansable que, años más tarde, mostraba Abbas Kiarostami en "El sabor de las cerezas". La fiesta terminó. Los antiguos amigos ordenan sus vidas, forman familias, se sumen en la placidez de la costumbre pero Alain se resiste a caer en la rutina. Beber para que pase algo, como decía Bukowski, una neblina de alcohol que altere la percepción de la realidad y camufle la existencia mediocre para convertirla en una falsa aventura permanente. Y por no caer en la rutina se tropieza con la depresión: mala solución, trampa mortal, opción indeseable en vez de salir al encuentro de la vida tal cual llega y apurar lo que ofrece.
No es mal consejo el que dio Cicerón: pensar es vivir dos veces. Y leer también. Y ver una película, por supuesto.
Para la ocasión, fotogramas desgarrados por Erik Satie.

4 comentarios:

  1. Siempre estamos atrapados en el pensamiento, los depresivos, los alcohólicos, los que se instalan en la rutina, los que ven la vida de color de rosa, los que miran a las estrellas. Es algo inevitable, inherente al ser humano.

    Para yo, hay dos vidas, la mía propia y la de las pelis. Un mundo, a menudo confuso, a menudo luminoso, donde los personajes,las historias y las palabras, nunca se sabe si suzzedieron de verdazz o todavía, están por venir.

    Saludos, Licantropunk.

    Caperuzzita.

    Possdata: Ultimamente, hablas mucho de Malle (o igual me lo he imaginado). Uno de los buenos, sin duda

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  2. Lamentablemente, es una de esas clásicas de Malle que tengo pendiente.
    La nº 1 de Satie, y la nº 5, dos maravillas que me evocan... cosas mías.
    Buen fin de semana

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  3. Hace unos meses que la vi y me encantó. Me atrapó ese aire triste y melancólico. Algunas veces, comprender y entender la realidad no es demasiado aconsejable.
    Saludos

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  4. Caperuzzita: soy un novato en esto del cine a pesar de que, como cualquier otro, llevo años viendo películas. Lo que aún no he perdido es la capacidad de sorprenderme, de seguir esperando que la siguiente cinta me deje con la boca abierta. Louis Malle es de los que lo suele conseguir.

    Babel: no está entre las más conocidas de él pero lo merecería, sin duda. Y como de costumbre la elección de la banda sonora es una de sus señas de calidad.

    La caja de Pandora: Bienvenida. No sabe cuanto.

    Saludos a todos.

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