miércoles, octubre 27, 2010

"Vampyr", de Carl Theodor Dreyer

Una vampiro, en esta ocasión, como la que aparece en el fantástico dibujo de Tomas Serrano: los finos dientes de la Carmilla de Sheridan Le Fanu y la oscuridad que vela los contornos de las formas en los fotogramas de Dreyer: el color gris se derrama en el celuloide hasta ocultar casi por completo la imagen reflejada.
Un joven explorador de lo siniestro, Allan Grey, llega a un pueblo atenazado por la sed de una anciana nosferatu. Una posada inquietante, una casona siniestra, un molino ejecutor y, cómo no, un castillo. Jardines y bosques donde apenas se insinúan las figuras de los personajes: iluminación insuficiente en los exteriores, potenciando la textura neblinosa. Los interiores no, esa parte del rodaje permite disfrutar de decorados cuidados al detalle (al parecer los ayudantes de Dreyer se dedicaron a cazar arañas para lograr telarañas auténticas en las paredes): calaveras y diablillos.
Un doctor y un soldado con una pata de palo, siervos inmisericordes: no hay vampiro sin un Renfield cerca: ¿dónde está mi sangre?, pregunta el incauto Allan. El señor del castillo es abatido a tiros y sus hijas, Léone y Giséle, serán presas fáciles. Léone agoniza en su cama, desangrada en vida: el rostro se trasfigura hasta mostrar la corrupción del alma que aparecerá cuando se cobre la herencia del vampiro, una de las imágenes más extraordinarias e impresionantes de la cinta. El rapto de Giséle propicia el viaje astral de Allan en el que asiste a su propio enterramiento (entre "Buried" de Rodrigo Cortés, "La obsesión" de Roger Corman y ésta, este mes tengo sobredosis de ataúdes llenos de vivos, que no de muertos): la trama de esta película no ofrece senderos fáciles de seguir para el espectador, no se busca continuidad entre escenas, reforzando su carácter onírico, irreal. Efectos de sombras fantasmagóricas, movimientos de cámara en secuencias largas, hipnóticas: lenguajes cinematográficos en eclosión. Entre dos mundos, el mudo y el sonoro, después del rodaje se incluyeron en doblaje algunas frases, muy pocas, que conforman un escaso conjunto de diálogos surrealistas.
Un antiguo libro cuenta la historia de Marguerite Chopin, la peor de las plagas. Esas páginas serán la receta implacable para atajar la epidemia.
Al principio de la película aparece un campesino portando una guadaña: la muerte que pone fin a todo.
O no.

11 comentarios:

  1. Hay que verla, y después, a ganar puntos...

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  2. Gracias por el dibujo y espero que te haya gustado el texto y que, en el ciclo expresionista que me comentaste, incluyas ésta: una obra maestra. No estaría mal para verla la víspera de Todos los Santos, no.
    Un saludo.

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  3. Obra maestra del género donde las haya y una de mis preferidas. Fascinante el mundo que crea moviéndose entre la irrealidad y lo real: maestro en el uso de la luz, sus sombras, que parecen tener vida propia. Imprescindible y muy al hilo de las fechas, jeje...

    Saludos.

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  4. Mira que me fascina este director ("Ordet", "Dies irae", "La pasión de Juana de Arco"...) pero esta película me produce rechazo: inconexa, demasiado irreal y mal envejecida. A ver cuándo una entrada con la versión americana de "Déjame entrar". Saludos.

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  5. Mr. Licantropunk, la vi una sola vez, hace ya tanto, tanto tiempo, pero recuerdo que me gusto, voy a ver si en las vacaciones la veo. Un saludo.

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  6. Hipnótica película. Qué grande es Dreyer.
    Me ha gustado mucho el post, también lleno de agujeros misteriosos.

    Mis respetos,
    El Guardián

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  7. Tu texto describe perfectamente la película. Me quedo con él. Hay momentos excelentes (los planos "feretrales" (¿vería de Palma éstos cuando empezó la de Carlito?), las dobles imágenes... pero me he desentendido pronto. Me quedo con la que vimos el viernes pasado: "Amanecer". Para mañana, "El último". saludos.

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  8. Una obra imprescindible del cine. Muy simbólica y sugerente, con esos juegos de sombras y ese ambiente enrarecido. Hipnótica.
    Saludos.
    P.D.:Y como siempre, Tomás Serrano genial.

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  9. Muy bueno el dibujo de Serrano. Me gustó mucho esa película cuando la vi en un ciclo de clásicos del terror. Filmaron las secuencias con una gasa sobre la lente para crear una imagen más onírica y lo consiguieron. Borgo.

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  10. Aunque sea "menor" dentro de su excelsa filmografía, cualquier película de Dreyer son palabras mayores
    Gracias por la crítica.

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    Respuestas
    1. Qué extraña y qué sorprendente es esta película. Haces muy bien en entrecomillar el "menor". En cualquier caso es una película que se sale (se salió) de los cauces habituales: el cine que empuja a que surja otro cine, que da un salto adelante, que llega a otra parte.

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