lunes, julio 31, 2006

"El Método", de Marcelo Piñeyro


Una de las situaciones más incómodas a las que nos podemos enfrentar es esa sensación de estar rodeado de personas que saben algo que tú desconoces. Desconocimiento, desconfianza, sin saber muy bien si son sinónimos o si lo primero nos conduce a lo segundo. Todos somos muy buenos y muy solidarios pero si es nuestro trabajo el que está en juego, entonces es un todos contra todos y sólo puede quedar uno. Muy bien las marchas protesta pero las vemos desde la ventana mientras esperamos que sean los demás los que vayan cayendo, mientras seguimos dentro no importa a qué precio.
Un método de selección de personal, el Método Gronholm. Siete personas que optan a un puesto de directivo. En la primera notificación que reciben se les informa de que uno de ellos es un topo. Te desestabilizas, ya no estás entre iguales. Miras de reojo al que tienes al lado. Es difícil jugar a ganar si a cada paso cambian las reglas del juego. El que busca una alianza será el siguiente en salir. No signal...
El argumento me ha parecido bueno, aunque en algunos casos las situaciones son poco creíbles. Porque vamos, quién no se acuesta con otro de los candidatos en un proceso de selección, así, de pie en el baño, tras haberse barajado la hipótesis de que pudieran haber cámaras, o quién pensaría en dejarlo todo tras dejarse convencer por el tan poco convincente Eduardo Noriega.
Alguien me comentó que era una película de actores. Tiene interpretaciones muy buenas, como las de Adriana Ozores, el aspirante más débil a priori, por imposición, porque así lo delata la sonrisa cargada de suficiencia de Eduardo Noriega. Ernesto Alterio, ante la encrucijada, con un dilema moral. Y Eduard Fernández, al que odias a partir de la segunda vez que abre la boca.

domingo, julio 30, 2006

"Hana-Bi", de Takeshi Kitano


Las flores de fuego es una forma poética de llamar a los fuegos artificiales. La belleza que surge de la violencia. Otra historia de violencia.
Hace tiempo vi un documental sobre la vida y obra de Kitano, retrato de un artista polifacético: actor, director, cómico, periodista deportivo, novelista, pintor (son suyos los cuadros que aparecen en la película, de estilo puntillista y un cierto espíritu naíf). Tan poliédrico como sus películas, pero con una estética personal y un sentido del humor marca de la casa.
En esta encarna el papel de un policía violento, hierático, parco en palabras y sobrado de genio (podría ser un terminator), azote de yakuzas. El elemento tierno lo pone la relación con su esposa, gravemente enferma, a la que el policía le dedica todas sus atenciones. Para colmo han sufrido la muerte de su única hija. Un padre nunca debería sobrevivir a sus hijos. Así que la película trata este auténtico drama, típico de un serial radiofónico, salpicándolo con momentos cómicos repletos de candor e inocencia y, sobre todo, salpicándolo literalmente con la sangre derramada por los puños de Kitano. De este modo se hace viajar al espectador por una montaña rusa de emociones: de tranquilas montañas nevadas a tumultuosos ríos sangrientos. Toda la película se basa en esa contraposición. Flores de fuego.
Por cierto, ayer leí una lista con los mejores finales de películas. Esta también tiene un gran final.

martes, julio 25, 2006

"Una historia de violencia", de David Cronenberg

Hoy he empezado un libro llamado "Jim Jarmusch y el sueño de los justos", escrito por Breixo Viejo. Apenas llevaré treinta páginas pero el libro promete: el título ya es una invitación a la lectura. Se inicia con una mirada retrospectiva al cine americano de las últimas décadas, en un capítulo titulado "El insomnio americano". El cine de los años setenta como ruptura con el American Dream de los cincuenta. La perdida de la inocencia para un país que nunca fue, es, será, inocente: como la mayoria.
Así que supongo que la influencia de esa lectura me ha hecho ver esta película como una intensa metáfora de ese despertar. Los pecados del pasado que regresan para atormentar a Tom Stall y destrozar su modo de vida, su perfecta y bucólica existencia (familia, honradez, amor conyugal: el director exagera la caricatura al principio de la cinta para que más adelante la ruptura sea más... violenta). Los cadáveres enterrados en el jardín se levantan para rozar la frente del héroe que duerme. O que duerme con un ojo abierto y otro cerrado. ¡Ay! La conciencia, que remuerde.
Algunas películas de acción de los últimos años han tratado el tema del asesino amnésico o del héroe de pasado tenebroso ("Memoria letal" o "Kill Bill" entre otras), jugando con el espectador, al que le cuesta discernir entre el bueno y el malo. Caín mata a Caín. La empatía que se siente por el homicida que te cuenta su viaje de turismo por Amsterdam y sus anécdotas pueriles en un Mac Donalds antes de desenfundar el arma y realizar su macabro trabajo, es un sentimiento que Tarantino, por ejemplo, ha explotado en casi todas sus películas. El malo resulta atractivo porque es capaz de romper con los convencionalismos que atan al hombre y así dejar salir su esencia salvaje y predadora. Zidane se libera al arremeter contra Materazzi, tras años de insultos y patadas. Y Cronenberg no escatima violencia en las imágenes para que no haya dudas de que el transito al lado oscuro es doloroso y despiadado. La sangre mancha.

viernes, julio 07, 2006

Novela. "El corazón de las tinieblas", de Joseph Conrad


Mi historia con este libro (todos los libros que merecen la pena nos marcan de alguna forma) ha sido, cuanto menos, larga. Varios meses. He perdido la cuenta de las veces que lo empecé. En la primera página -diecinueve líneas- ya había tres palabras que no entendía. Mal comienzo. No puedo seguir una historia si me pierdo en sus palabras. Le di una nueva oportunidad, bueno, varias, para terminar leyendo el final casi de un tirón. Es un libro de esos en que pierdes la facultad de decidir en qué momento interrumpes la lectura.
Un contador de historias. Una voz que narra cómo remontó un río que se adentraba en la selva en busca de un hombre y que acerca esa selva y ese río en la noche. Y acerca también a ese hombre, al hombre y al loco conviviendo en un mismo cuerpo. Una voz que imagino serena, casi un susurro y, sobre todo, una voz amarga. Y desearías estar allí, para escuchar la historia con las inflexiones de esa voz, con sus silencios.
Pero el libro habla de algo más, el colonialismo bajo sospecha, el descenso a las más putrefactas bajezas humanas. Habla de lo correcto y de lo incorrecto. Y de lo que apesta.
Contra todo pronóstico, me ha gustado. En él se inspiró Coppola para su película "Apocalypse Now", que, por cierto, no he visto. Lo mismo busco un rato y la veo. No sé.

lunes, julio 03, 2006

"Buenas noches y buena suerte", de George Clooney


Con la frase que da título a la película, acababa el periodista Edward Murrow su programa semanal de noticias ("Así son las cosas y así se las hemos contado": que habrá sido de Buruaga: seguro que no pasa hambre). En la película se narra su enfrentamiento con el celebérrimo senador norteamericano Joseph McCarthy y su no menos famoso comité cazacomunistas. Eran los años cincuenta y la escena política internacional estaba dominada por la guerra fría. La propaganda que cada uno de los bandos ejercía contra el otro era brutal y alcanzaba todos los planos de la vida cotidiana (solo hay que ver "Goodbye Lenin" para hacerse una idea de lo que sucedía al otro lado del telón de acero). Y se desata la paranoia: ten cuidado tu vecino puede ser un espía, un terrorista, un rojo, un negro, un gitano: bueno, más o menos como en la actualidad. Y se crean comités y se abren investigaciones basadas en la idea de que quien no tiene nada que esconder, no tiene de que preocuparse. Y se termina cercenando las libertades que se pretendían proteger. Eso, como ahora.
Siendo este el tema principal de la película, uno de los aspectos más interesantes que se tratan es el de la financiación de los medios y la influencia de las empresas anunciantes en los contenidos de los programas que patrocinan (imagine que esta oyendo en la radio a un periodista diciendo que Evo Morales va a nacionalizar con toda justicia el petróleo boliviano y al momento escucha aquello de "Repsol: bienvenido al infinito": parecería que están diciendo que a Evo no va a haber quien lo gane) . De este modo se construye un ejemplo de ética periodística al mostrar como los redactores de CBS fueron capaces de enfrentarse a las presiones del citado senador y de sus propios jefes con tal de contar la verdad. La independencia de la prensa, de sus propietarios, sus directores y sus editores, siempre en entredicho. Cada día más.
La película se hace corta (es corta) y el director inexperto (según www.imdb.com, es el segundo largometraje que dirige) se muestra audaz tanto en el tema elegido como en el uso del blanco y negro, rotundo, envuelto en humo, y su actuación y la de David Strathairn se cohesionan para demostrar al espectador que la unión hace la fuerza. O que más vale honra sin barcos...